Mis gatos: Gurri, que lo fue, y Peluchi, que lo es.

miércoles, 8 de agosto de 2012


Camino de Santiago Sanabrés, 2012

Decir, en primer lugar, que este camino es una desviación de la conocida ruta de la Vía de la Plata que une Sevilla con Astorga (León) y que ya era utilizada por los romanos hace más de milenio y medio. A partir de la población zamorana de  Granja de Moreruela el camino se divide en dos: uno sigue hasta Astorga, donde enlaza con el Camino Francés, y el otro, el Sanabrés, parte de aquí, con un total de 360 km. hasta Santiago de Compostela. Se llama Sanabrés porque pasa por la comarca zamorana de La Sanabria cuya capital es Puebla de Sanabria, bonita villa de la que hablaremos en posteriores capítulos. Yo decidí añadirle 2 etapas más desde Zamora a Granja, lo que tendría sus consecuencias como veremos en el último capítulo de este diario.

Camino Sanabrés: primera etapa

17/07/2012
Demoledora etapa para mí. Ha sido el primer día del Camino este año y atrás quedaron las excursiones por mis queridas montañas de St. Llorens del Munt y la Serra de l’Obac. Nada que ver. No tanto por la distancia, que también, sino por el peso que lleva uno encima: la mochila. Y en estas, de  nuevo acude a mi mente la metáfora fundamental del Camino: la mochila del Camino es la mochila que llevamos en la vida. Y yo no consigo reducir el peso de la misma  en  una cuantía satisfactoria, aunque éste año algo hice al respecto, pero no lo suficiente. Ya sabéis aquello de que el peso de la mochila debe ser no superior al 10 % del peso de uno. Pues bien, pocos días antes de salir, cuando ya había preparado la mochila con todo aquello  que iba a necesitar, la pesé y mi alegría fue comprobar que tan solo pesaba 8,5 kg. Pero fue pura ilusión, la noche anterior a mi partida hacia Zamora, aún añadí alguna cosa más que, por la insignificancia de su peso, pensé que no sumaría gran cosa más a lo que ya llevaba. Craso error como pude comprobar el día que llegué a Santiago. Pero eso forma parte de otra historia que ya será contada en su debido momento.
El caso es que el cansancio propio del primer día de contacto con el terreno ha hecho mella en mí. Al peso de la mochila hay que añadir el de 1 litro y medio de agua y la cámara de fotos, con lo cual nos vamos por encima del 10 % aconsejado. En fin, el agua no puede faltar y, aunque la cámara sí, he decidido llevármela de todos modos.
Salí a las 7,00 hoy, tras haber desayunado en el albergue, desayuno preparado por el segundo hospitalero, brasileño y unos cuantos años mayor que yo, con el  que ayer tuve una agradable charla. El otro hospitalero, pues en este albergue hay dos, es natural de una población del área metropolitana de Barcelona que cuando escribo esto no soy capaz de recordar. No me pareció que estuviera demasiado contento con su trabajo o con el albergue que le había tocado pues todos son voluntarios y están a disposición de la Asociación de Amigos del Camino, salvo en  Galicia, donde  dependen de la Xunta de Galicia. No estaba demasiado comunicador, que digamos. Algunos peregrinos se quejaban del trato que les daba y que más que un hospitalero parecía un sargento del ejército dando órdenes. En fin, a saber por qué actuaba así.
En principio la etapa tiene 20 km. pero un desvío por obras del AVE me ha hecho dar una gran vuelta y añadir un par de kilómetros más a los que dicen las guías, que por cierto no coinciden ninguna en las distancias que se recorren. A ello se suma el hecho de que el suelo del camino recorrido hoy es de los peores que pueda haber pues se trata de un suelo pedregoso que dificulta y enlentece la marcha ya que hay que hacer un esfuerzo añadido para no resbalar con la multitud de piedras que uno no puede sortear. Largas rectas de las que no se divisa el final, sólo interrumpidas por algún desvío a diestra o a siniestra, me han acompañado toda la jornada. Al caminante le parece que no se van a acabar nunca.
Como consecuencia de todo ello, ni que decir tiene que no hay ni un solo músculo de mi cuerpo que no me duela y de aquí el comienzo del escrito de hoy. Sin embargo, nada que no conozca ya de mis anteriores caminos y sabido es que el primer día es un machaque para el cuerpo, especialmente de cintura para abajo. Y así será los siguientes 5 o 6 días hasta que el cuerpo se habitúe a un esfuerzo continuado al que no está acostumbrado. Agradecer, por otra parte, que el clima nos haya dado un respiro esta mañana ya que una fresca brisa ha venido a facilitar la caminata, aunque en las horas inmediatamente posteriores al mediodía la fresca brisa se tornó en templada y, más tarde, aún hizo calor, pero eso ya no  lo  sufrí yo pues el madrugón sirve precisamente para evitar las horas más cálidas del día. Llegué al albergue precisamente a las 12,30. 






















No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí puedes dejar tu comentario, si te place.