Mis gatos: Gurri, que lo fue, y Peluchi, que lo es.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Camino del Norte: cuadragésima etapa


4/8/11

Santiago. No, hoy no hemos caminado. Hoy es el último día que estamos todos juntos como ha venido sucediendo en las diez últimas etapas. Mañana comenzaremos a separarnos y ya, aunque nos volvamos a ver más adelante, no será lo mismo, pues habremos perdido esa magia que sólo  se da en el Camino. Ahora, quiero dirigiros  unas palabras que no tienen otra pretensión que la de manifestar cuáles son mis deseos para con vosotros. Comenzaré por los más jóvenes.
Joiane, Irantzu, no dejéis que marche esa niña que aún lleváis dentro y que se manifiesta aún sin vosotros ser conscientes de ello. No olvidéis esa niña pues es el mayor tesoro, no os quepa duda, que habéis heredado de vuestra todavía cercana infancia. Os lo dice alguien que aún se emociona y no  puede contener las lágrimas cuando rememora a ese niño que fue y que durante tanto tiempo olvidó.
David, me has parecido un chico vivaz y dinámico que tiene muy claras las ideas y lo que quiere en la vida y eso es muy bueno pero, a la vez, le da a tu vida un punto de incertidumbre y conviene ir atento a las posibilidades que nos ofrece la vida de ir cambiando de tren cuando sea necesario, atento siempre a lo que el corazón, y no tanto la cabeza, nos dice.
Sara, recuerda algo que tú sabes: uno hace planes en la vida que, a veces, sólo se quedan en eso, en planes. Al igual que las guías del Camino, sólo sirven para guiarnos y no para determinar nuestro destino.
Susana, desde que te vi el primer día, tuve la sensación de que ibas como perdida. ¿Es que te has perdido en la Vida? Has encontrado un grupo de caminantes que te ha acogido con cariño en este camino y eso, así lo he sentido yo, te ha dado esa seguridad que te faltaba. Está bien caminar en compañía, es muy satisfactorio, como todos hemos podido comprobar, pero el Camino de la Vida lo hemos de transitar solos, aunque, en muchos momentos la Vida nos traerá esa compañía que andamos buscando, aunque sea de una manera inconsciente. No dudes que, si eso es bueno para ti, la vida te lo concederá. Aunque no desesperes, pues, a veces, nuestros deseos no coinciden con lo que la Vida tiene preparado para nosotros. Y eso hay que aceptarlo si no queremos sufrir.
Josefina, yo se que tu intuyes que algo falta en tu vida. Dedícate a buscarlo, si es así. No pares hasta conseguirlo pues en ello va tu felicidad. El Camino es una metáfora de la Vida y tú, como yo, has repetido. ¿Qué andas buscando? Sin embargo, no hace falta ir muy lejos a buscarlo, pues, sin saberlo, lo llevamos muy cerca, muy cerca, tanto que…
Álvaro, en ti he visto un joven con inquietudes, que busca una manera de encauzar esa energía hacia el bien común mediante la acción política y me parece muy loable. Contigo he podido recordad al joven que una vez fui, aunque yo no milité en ningún partido en concreto. Te deseo que, si sigues por ese camino, nunca te desvíe la senda engañosa del dogmatismo, tan frecuente, por desgracia, en los partidos políticos y en las personas que los componen.
Sergio, ¡qué grande eres, Sergio! Nos has hecho reír hasta llorar y eso no tiene precio. ¡Cómo te voy a recordar! Deseo para ti dos cosas: una, que nunca te dejes comprar por el dinero, tú sabes que no da la felicidad, y, dos, que encuentres esa felicidad, la que nace del corazón y  que, aunque estés solo, sabrás encontrar y valorar.
En fin, Oliva, qué decirle a una persona que parece tener las cosas muy claras en la vida. Así me lo ha  parecido a mí, fruto de nuestras agradables charlas mientras caminábamos juntos. Ha sido un placer caminar y platicar contigo, acompañarte y que me acompañaras y una suerte que hayas y que hayáis hecho más fácil y más placentero mi Camino. Y no olvides disfrutar aprendiendo pues en el aprendizaje está el sentido de la Vida y del Camino.
En fin, compañeros, estimados compañeros del Camino, espero haber acertado con las palabras que os he dedicado a cada uno de vosotros y, si no es así, a bien seguro que pronto las olvidaréis y todo quedará como un vago recuerdo de alguien que os acompañó y a quien acompañasteis en este Camino. Disculpad a este pretencioso peregrino que cree haber visto algo en cada uno de  vosotros y se ha atrevido a manifestároslo.
Muchas gracias.
Un abrazo.

Camino del Norte: trigésimo-novena y última etapa


3-8-11

Pedrouzo-Santiago 20 Kms.

Sin más prisas que las de no llegar tarde al albergue privado en el cual reservamos plaza en el día de ayer (nos rogaron que nos presentáramos antes de las dos de la tarde) nos levantamos hoy a las 6,30 de la mañana para comenzar a caminar hacia la ciudad de la estrella, pues eso es lo que significa según la tradición, Compostela: campus stellae, campo de la estrella, pues fue una estrella la que indicó a Teodomiro, en el siglo IX, dónde se encontraba el sepulcro del apóstol.
Se supone que es el gran día para todo peregrino que se dirige a Santiago: llegar a la meta. Y ciertamente así es pues las emociones que se desatan cuando uno pisa la plaza del Obradoiro son difíciles de explicar de forma generalizada ya que cada uno vive la experiencia conforme a su manera de ser. Aún así lo que no falta nunca, al menos en mi caso, y los que yo he podido vivir en primera persona, ha sido el compartir esas emociones con los compañeros de andaduras y fundirnos en un abrazo muy emotivo.
La llegada a Santiago se hizo de esperar, como ya pasó la primera vez, en el 2007. Caminos de tierra, bosques, aldehuelas y asfalto van poniendo el contrapunto a las pisadas de cada cual. Pasar Lavacolla, el aeropuerto, algún que otro avión sobrevolando nuestras cabezas a baja altura, la última paradiña en un bar para reposar, refrescarnos y reponer fuerzas, en fin, que le da a uno la impresión de que nunca va a llegar. Y, sin embargo, allí estaba, por donde se pone el sol: Santiago, al fin. Pese a haber llegado a la meta en otra ocasión, a uno no se le deja de erizar el bello cuando sabe que está a pocos kilómetros del final de su camino. La diferencia es que, en esta ocasión sabía, por la experiencia pasada, que al final se añora el camino y que la meta deja de tener tanta importancia unas horas después de haber llegado. Uno sabe que el Camino se ha terminado por esta vez y uno sabe que se va añorar intensamente. Como se van a añorar, intensamente también, los compañeros de caminatas, con los que compartes pláticas, mesa, sensaciones, penas, alegrías, dolores, ampollas… Pero así es el Camino: te une y te separa, te da y te quita. Cualquiera que lo haya hecho lo sabe por experiencia. Los últimos 5 kilómetros, desde que se divisa la ciudad, bajando desde el Monte do Gozo, acompañé a Jaione, la simpatiquísima y joven vasca que nos acompaña. Pude sentir su alegría suma por la llegada a Santiago, ansiosa por sentir un claxon de automóvil que le diera la bienvenida para estallar de alegría cuando, al fin, lo conseguía. Me contagié de su entusiasmo y así fuimos hasta que llegamos a la plaza del Obradoiro, en la cual cada quien hizo la entrada a su manera para después buscarnos y fundirnos en tiernos abrazos con las lágrimas corriendo por nuestras mejillas. Gracias, gracias, nos dábamos las gracias unos a otros por haber tenido la suerte de habernos acompañado mutuamente en este increíble viaje. Luego la foto de rigor, ¡la tan deseada foto!, del grupo. Y mirar la fachada de la catedral de Santiago, ¡la imponente fachada barroca!, que parece no hartarse nunca de observar este espectáculo de tanto y tanto peregrino que, año tras año, aquí llega y lo celebra así o asá. Y después, más abrazos y más lágrimas y reencuentros con peregrinos conocidos que, en algún momento, lo adelantaron a uno y llegaron un día antes y que, a uno se le antoja, quedaron en la ciudad para que se pudiera producir ese reencuentro. Para entonces, se mezclaban en mí los sentimientos de alegría y emoción con los de añoranza por lo que aún no había perdido: el propio Camino y a mis queridos compañeros, con una certeza: volveré.

Camino del Norte: trigésimo-octava etapa


2/8/11

Arzúa-Pedrouzo: 20 km. Tres adjetivos podemos ponerle a la etapa de hoy: fácil, asequible y corta. Después de tantos días caminando, 20 km se me antoja que son pocos en un día como hoy. Además, han resultado ser casi llanos, en su mayoría. Por lo tanto, y en conclusión, la etapa ha sido fácil.
Como decía ayer, estamos transitando por el Camino Francés y eso se nota en la gran cantidad de gente que empezamos a ver, ya sea con mochila o sin ella. Esta última es una modalidad que hace asequible el Camino para mucha gente con  problemas para llevar peso a sus espaldas, ya sea por cuestiones de edad, de enfermedad o, simplemente, porque no estén habituados a hacer muchos km cada día, máxime si se lleva peso, como decía. Así, he adelantado a una señora de sesenta y tantos, que caminaba con lo puesto, pasito a pasito, sin prisas pero sin pausa, cabizbaja iba ella aunque deseando el buen camino a todo aquel con quien se encontraba. Creo que se han acabado por este año las caras conocidas de los días anteriores, en que caminábamos casi en familia, dado el escaso número de personas que transitan por el Camino del Norte, aunque suficientes para llenar los albergues que, por esta zona, son de mediana capacidad, queriendo decir con ello que están entre 20-30 personas, en la mayoría de los casos.
Seguimos caminando en grupo, tal y como era de prever desde un par de día después de salir de Ribadeo. Cada uno a su ritmo pero esperándonos unos a otros cuando tocaba hacer un alto en el camino. Entonces, era yo el que se adelantaba y paraba cuando más o menos llevábamos caminando unas dos horas. Un descanso, no demasiado largo, de máximo media hora, para reponer fuerzas y, como viene siendo habitual, para comentar anécdotas y reír un rato. El caso es que todos los del grupo así lo han ido aceptando, sin mediar acuerdo para ello,  supongo yo que porque me ven mayor que ellos y creen que tengo cierta experiencia del Camino. Sea como sea, así lo hemos ido haciendo durante los últimos días y, creo yo, nos ha ido bien. Y es que el contacto y la cercanía hacen  el apego, y un apego sostenido en el tiempo te lleva a tomarle cariño a la buena gente que te acompaña, como ha sido mi caso y, creo, el de ellos también.
Hoy, sin embargo, me he quedado rezagado más o menos a mitad de etapa. Todos los miembros de esta familia del Camino me han ido pasando y finalmente me he quedado sólo. La causa ha sido una de esas pájaras que ya he sufrido en anteriores ocasiones en el camino y que son el resultado de la falta de ingestión de alimento durante un  buen rato y que, a veces, llega sin avisar, aunque lo normal es que me percate de ello, porque el cuerpo avisa, y se soluciona antes de que haga efecto. En esta ocasión no ha sido así y me ha pillado desprevenido. Cuando he querido reaccionar ya era tarde y lo que supongo que será una bajada de glucosa en sangre se ha producido sin darme tiempo a actuar sino a posteriori. Sin embargo, un poco de chocolate y frutos secos, que siempre llevo por si se da el caso, han puesto solución al tema y pronto he podido alcanzar a mis compañeros sin mayores dificultades.
Al llegar a Pedrouzo, pueblo que nos acoge hoy, y que se encuentra a tan sólo 19 km de Santiago, he visto el albergue en el que me alojé en el 2007, cuando hice el Camino Francés, y en el cual se había formado una monumental cola de peregrinos esperando su apertura para, al fin, asearse y descansar. Me he detenido unos instantes para observarlo y me  he visto allí, haciendo lo propio unos años antes. Ello, no sé bien por qué, me ha dejado algo melancólico durante unos minutos. La llegada al nuevo albergue y el ajetreo propio de las rutinas diarias me  ha hecho olvidar esa melancolía.

martes, 23 de agosto de 2011

Camino del Norte: trigésimo-séptima etapa


1/8/11

Sobrado dos Monxes- Arzúa: 25 km . Etapa de perfil muy asequible, sin más dificultades que las propias de caminar 6 horas con una mochila de 11 kilos a la espalda. En esta etapa el Camino del Norte se une al Camino Francés, que yo ya conocía, justamente en la localidad donde me encuentro: Arzúa, famosa por el queso del mismo nombre que aquí se fabrica.
Como comenté en el diario de alguna etapa anterior, ayer tuvimos la precaución de reservar plaza en un albergue privado, cosa que seguiremos haciendo hasta que lleguemos a Santiago. En pleno Camino francés es impensable, en estas fechas, no hacerlo así y esperar a encontrar sitio en el albergue público, a no ser que  uno quiere madrugar y levantarse a las 4 de la mañana. Así es que, entre las dos opciones: darse el madrugón para participar en una especie de carrera para llegar pronto al albergue o ir a tu aire, sin prisas, con la seguridad de que dispondrás de una cama en condiciones para descansar, los diez miembros del grupo nos hemos puesto de acuerdo en escoger la segunda opción y para ello hay que ir reservando albergue privado de un día para otro como acabo de explicar.
Hoy hemos llegado a nuestro albergue algo después de las dos. Es algo grande quizás pero está limpio y es agradable para pernoctar. Además, hemos podido compartir lavadora haciendo una colada común y cuando volvimos de comer ya la teníamos lista para tender. La mayoría de nosotros ha dormido la siesta hoy, más o menos tiempo en función de la capacidad de cada cual para conciliar el sueño en condiciones de no absoluto silencio, con gente que entra y sale continuamente. Luego hemos compartido la tarde con nuestras charlas, hora en serio, hora en broma y, sobre  todo, hemos reído, de nuevo, de lo lindo con las bromas, los chascarrillos y las ocurrencias de unos y otros y especialmente de Sergio, al que nunca agradeceremos lo bastante el que nos haya hecho estos días compartidos tan agradables. Llegada la hora, fuimos al super a comprar para la cena y para el desayuno de mañana. Cenamos y compartimos lo que cada uno aportó. En torno a las 22,30 nos fuimos a la cama. Aunque para mañana no tenemos prisa, como he dicho, tampoco es cuestión de pillar las horas posteriores al mediodía en espera de que haga un día de verano como Dios manda.

lunes, 22 de agosto de 2011

Camino del Norte: trigésimo-sexta etapa


31/7/11

Miraz-Sobrado dos Monxes: 26 km. Me encuentro en un pueblo surgido en torno a un monasterio que toma su nombre del propio recinto religioso que le vio nacer. Me hallo escribiendo estas líneas en uno de los tres claustros que tiene este enorme monasterio, a saber: el claustro de los peregrinos, llamado así porque es por el que acceden los hacedores del Camino al albergue, sito en lo que debieron ser las antiguas caballerizas. Algunos peregrinos platican plácidamente tendidos en el césped que cubre el patio central, mientras algunos visitantes entran y salen y los peregrinos continúan llegando, no sin manifestar visiblemente su asombro por ver el lugar donde se hallan, en un goteo que no cesa desde que llegamos nosotros. Necesitan con prontitud tomar posesión de su cama o litera y dirigirse a las duchas para asearse y, sobre todo hoy, refrescarse, pues de nuevo ha vuelto a hacer calor. Se dejan para más tarde las rutinas del camino.
La etapa de hoy nos causaba cierto respeto, a estas alturas hemos perdido el miedo al camino puesto que las peores etapas ya pasaron, aunque finalmente se ha limitado a ser una larga subida a partir de los 400 mt para dejarnos en los 700. Larga, pues, la subida pero tendida, resultando, así, casi, casi agradable de recorrer. Eso sí, demasiada carretera, aunque, por fortuna, con poco tránsito.
Son las 7 menos cuarto y las campanas de las dos torres gemelas que desde aquí se divisan se han puesto a tocar y, la verdad, con un tañer un tanto ensordecedor.
Veo a Susana y a Oliva que salen del albergue y se dirigen a dar una vuelta por el monasterio. Me hacen señas para que las acompañe y dejo de escribir este diario por un rato.
Retomando el hilo, acabamos de visitar toda la parte del monasterio que está abierta al público: los tres claustros y el templo. El estilo de todo el conjunto va del barroco al neoclásico y el estado en que se encuentran algunos sectores del mismo deja mucho que desear, como por ejemplo, el de las torres a las que antes aludía: se hallan en un estado lamentable por la vegetación que crece en sus partes horizontales alimentada ésta por las defecaciones de las aves que aquí encuentran su morada. En fin, un defectillo de esta nuestra querida patria que no cuida lo que de valioso tiene.

domingo, 21 de agosto de 2011

Camino del Norte: trigésimo-quinta etapa


30/7/11

Baamonde-Miraz: 16 km, ¡qué descanso!. Suenan los acordes de una guitarra mientras escribo estas líneas y hay un goteo de peregrinos que acaban aquí su etapa y pronto llenarán este pequeño pero acogedor albergue de Miraz, estratégicamente ubicado a caballo entre Baamonde y Sobrado dos Monxes, donde iremos mañana. Lo regentan 3 voluntarios ingleses pertenecientes a la Fraternity of Saint James, algo así como aquí la Asociaciones de Amigos del Camino que existen en las comunidades por las que pasa esta antigua calzada. La etapa que marcan las guías acaba precisamente en esta última localidad y es la más larga de este Camino del Norte con 42 km. De ahí la agradecida situación de este albergue para un buen  número de peregrinos que no quieren y, sobre todo, no pueden hacer tamaña etapa. El paseo de hoy lo hemos hecho todos juntos por primera vez y prácticamente nadie ha ido por delante o por detrás como ha venido ocurriendo en días anteriores desde que vamos juntos. Hemos salido a las 7 de la mañana y hemos llegado poco antes del mediodía. El trayecto ha sido bonito y casi llano y el sol nos ha acompañado todo el rato. Fuimos los primeros en llegar y aún estábamos sellando las credenciales e inscribiéndonos en el libro de registro cuando llegó una furgoneta a la puerta del albergue haciendo sonar con estridencia su claxon. Se trataba del panadero. El caso es que en esta aldea en que  nos hallamos no hay restaurante y Josefina tuvo la viveza suficiente para asomarse a ver que tenía, además del pan que pensaba comprar, y, comprobando que disponía de unas lindas empanadas, compró 2 sin mediar palabra. Además, en la nevera había alimentos sobrantes que otros peregrinos dejaron ayer y nos habían advertido que podíamos tomar lo que quisiésemos. Así, pudimos disponer de vino y cerveza y un trozo de queso azul que untado en rebanaditas de pan pudimos degustar con fruición. Por si era poco, Sergio fue al bar de lugar y allí pudo comprar espaguetis, salsa de tomate  y un par de cebollas con lo que hicimos el sofrito. Él añadió una lata de caballa que tenía en la mochila de algún día anterior. Todo nos supo a gloria. Al acabar fuimos a tomar café y estuvimos de cháchara un buen rato. Al volver algunos nos dispusimos a echar una siesta. Más tarde nos encontramos los 6 de nuevo a hacer lo que mejor sabemos hacer, aparte de caminar, que es reír. De este modo, entre nosotros que tenemos todos unas  ganas locas, pero saludables, de reír y Sergio, que tiene el don, la diversión está asegurada. Hace poco, acaban de llegar los canarios, David y Sara, a los que habíamos dejado un par de etapas antes ya que tenían un compromiso con unos amigos que viven en estas tierras y se  quedaron un par de días con ellos. Pues bien, hoy han hecho una etapa larga y se han vuelto a unir al grupo. Han  llegado ciertamente cansados y sudorosos ya que podemos afirmar, sin exagerar, que hoy ha sido el primer día de pleno verano en lo que llevo de camino, que son 19 días ya.
Sobre el papel, la etapa de mañana, de 25 km, tiene un perfil al que hay que, si no temer, si respetar ya que subiremos a poco más de 700 mt, en lo que constituye el techo del Camino del Norte. Por cierto, acabo de descubrir que después de tantos días andando  me han salido ampollas en ambos pies. Eso sí, no las he sufrido para nada ya que ni siquiera me he percatado de ello. Y hablando de los días  que llevo caminando, me quedan, nos quedan, 4 días para llegar a Santiago, si nada imprevisto lo impide.