17/07/2014
6ª etapa: Borres-Peñaseita. 15 km
Partimos, hoy, más tarde que ayer del albergue aunque tuvimos la oportunidad de hacerlo con anterioridad ya que la gran mayoría de los peregrinos salieron hoy más temprano, en torno a las 6,30. Mis dos jóvenes acompañantes, los canadienses que conocimos ayer y un peregrino de Jaén que durmió en el suelo, permanecimos en la cama mientras observábamos el trajín que se formó cuando la gran mayoría de peregrinos se disponían a partir temprano: ruido de bolsas de plástico al guardar las pertenencias de cada cual, cremalleras que se abren y cierran, linternas de mano o frontales que se encienden y se apagan cual luces de discoteca, ir y venir de los servicios... En fin, las rutinas típicas de cada mañana en el Camino.
Cuando salimos, solo quedaban el albergue los canadienses, de Quebec concretamente -no sé si lo he comentado antes-, madre e hijo. Nos dirigimos al bar acompañados del jienense que ayer nos puso al corriente de las prácticas religiosas de los seminaristas italianos. Cuando llegamos al bar, distante unos 5 minutos del albergue, los susodichos estaban celebrando sus ritos religiosos en la terracita del bar, ocupando todo el espacio ellos solos. Nosotros entramos dentro y tomamos un café con leche y una pasta. Sin demorarnos más, partimos los cuatro y pronto dejamos atrás el pequeño pueblo de Borres. Entonces pasó lo que a menudo pasa cuando se va en grupo, gratamente charlando, y nadie atiende a las señales del camino: nos pasamos de largo un cruce en el que había que dejar la carretera por la que caminábamos. Alguno de nosotros se dio cuenta del error y tuvimos que desandar lo andado, aunque tampoco era demasiado. Volvimos sobre nuestros pasos, pues, y tomamos el camino correcto. Nos quedaban aún algunos km de subida, así que había que tomárselo con calma. Fue entonces cuando el sol comenzó a disipar la niebla y ante nosotros se abrió un paisaje espectacular cuya contemplación compensaba el esfuerzo y los sudores que nos provocaba la subida que estábamos haciendo.
El resto de la jornada ha sido un continuo subir y bajar que ha acabado por agotar todas las energías de que hoy disponía. En total 15 km, pocos pero duros de transitar, aunque la etapa podía haber sido más corta ya que podíamos habernos quedado 3 km antes, pero para mañana tenemos 8 km de subida al puerto del Palo, el más alto de este camino, con 1146 metros de altura, y esos km de más que hacemos hoy nos los quitamos de la subida tempranera de mañana. Al estudiar, ayer, la etapa de hoy, advertimos que el pueblo anterior -Pola de Allande- al que hoy hemos escogido para pernoctar -Peñaseita-, tenía todos los servicios que puede esperar un peregrino, como ahora, supermercado, cajero, bar, restaurante, farmacia... pero aún así decidimos venir a éste, en el que tal sólo hay un bar, con tal de acortar la etapa y, sobre todo, la subida de mañana al puerto del Palo.
Una larga recta de un km por la carretera que sube al puerto, nos llevó al desvió que nos llevaría al albergue aunque la señalización en este tramo deja algo que desear. Transitamos por un sendero que cruzaba el bosque, a trozos encementado, para facilitar el paso de los caminantes en días de lluvia y, finalmente, tras mucho hacerse esperar, apareció el albergue que a nosotros se nos antojó mucho más lejano de los 3 km que indican las guías que consultamos. Y, además, acabando en una fuerte pendiente que me obligó a hacer varios altos para recuperar la respiración, ya que me era materialmente imposible dar ni un sol paso más antes de haber hecho un pequeño descanso. El saber de la cercanía del albergue animó a mis dos jóvenes acompañantes que se adelantaron y me esperaron al final de la cuesta, cuando el camino llegaba de nuevo a la carretera que hacía un rato habíamos dejado. Llegué prácticamente sin fuerzas pero nada que no pudiera arreglarse con una buena ducha, una buena comida y una buena siesta. A la hora que escribo estas líneas, las 7,30 de la tarde, aún no ha llegado nadie al albergue con lo que es posible que dispongamos del albergue para nosotros tres solos.