Mis gatos: Gurri, que lo fue, y Peluchi, que lo es.

martes, 23 de agosto de 2011

Camino del Norte: trigésimo-séptima etapa


1/8/11

Sobrado dos Monxes- Arzúa: 25 km . Etapa de perfil muy asequible, sin más dificultades que las propias de caminar 6 horas con una mochila de 11 kilos a la espalda. En esta etapa el Camino del Norte se une al Camino Francés, que yo ya conocía, justamente en la localidad donde me encuentro: Arzúa, famosa por el queso del mismo nombre que aquí se fabrica.
Como comenté en el diario de alguna etapa anterior, ayer tuvimos la precaución de reservar plaza en un albergue privado, cosa que seguiremos haciendo hasta que lleguemos a Santiago. En pleno Camino francés es impensable, en estas fechas, no hacerlo así y esperar a encontrar sitio en el albergue público, a no ser que  uno quiere madrugar y levantarse a las 4 de la mañana. Así es que, entre las dos opciones: darse el madrugón para participar en una especie de carrera para llegar pronto al albergue o ir a tu aire, sin prisas, con la seguridad de que dispondrás de una cama en condiciones para descansar, los diez miembros del grupo nos hemos puesto de acuerdo en escoger la segunda opción y para ello hay que ir reservando albergue privado de un día para otro como acabo de explicar.
Hoy hemos llegado a nuestro albergue algo después de las dos. Es algo grande quizás pero está limpio y es agradable para pernoctar. Además, hemos podido compartir lavadora haciendo una colada común y cuando volvimos de comer ya la teníamos lista para tender. La mayoría de nosotros ha dormido la siesta hoy, más o menos tiempo en función de la capacidad de cada cual para conciliar el sueño en condiciones de no absoluto silencio, con gente que entra y sale continuamente. Luego hemos compartido la tarde con nuestras charlas, hora en serio, hora en broma y, sobre  todo, hemos reído, de nuevo, de lo lindo con las bromas, los chascarrillos y las ocurrencias de unos y otros y especialmente de Sergio, al que nunca agradeceremos lo bastante el que nos haya hecho estos días compartidos tan agradables. Llegada la hora, fuimos al super a comprar para la cena y para el desayuno de mañana. Cenamos y compartimos lo que cada uno aportó. En torno a las 22,30 nos fuimos a la cama. Aunque para mañana no tenemos prisa, como he dicho, tampoco es cuestión de pillar las horas posteriores al mediodía en espera de que haga un día de verano como Dios manda.

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