30/7/11
Baamonde-Miraz: 16 km, ¡qué descanso!. Suenan los acordes de una guitarra mientras escribo estas líneas y hay un goteo de peregrinos que acaban aquí su etapa y pronto llenarán este pequeño pero acogedor albergue de Miraz, estratégicamente ubicado a caballo entre Baamonde y Sobrado dos Monxes, donde iremos mañana. Lo regentan 3 voluntarios ingleses pertenecientes a la Fraternity of Saint James, algo así como aquí la Asociaciones de Amigos del Camino que existen en las comunidades por las que pasa esta antigua calzada. La etapa que marcan las guías acaba precisamente en esta última localidad y es la más larga de este Camino del Norte con 42 km. De ahí la agradecida situación de este albergue para un buen número de peregrinos que no quieren y, sobre todo, no pueden hacer tamaña etapa. El paseo de hoy lo hemos hecho todos juntos por primera vez y prácticamente nadie ha ido por delante o por detrás como ha venido ocurriendo en días anteriores desde que vamos juntos. Hemos salido a las 7 de la mañana y hemos llegado poco antes del mediodía. El trayecto ha sido bonito y casi llano y el sol nos ha acompañado todo el rato. Fuimos los primeros en llegar y aún estábamos sellando las credenciales e inscribiéndonos en el libro de registro cuando llegó una furgoneta a la puerta del albergue haciendo sonar con estridencia su claxon. Se trataba del panadero. El caso es que en esta aldea en que nos hallamos no hay restaurante y Josefina tuvo la viveza suficiente para asomarse a ver que tenía, además del pan que pensaba comprar, y, comprobando que disponía de unas lindas empanadas, compró 2 sin mediar palabra. Además, en la nevera había alimentos sobrantes que otros peregrinos dejaron ayer y nos habían advertido que podíamos tomar lo que quisiésemos. Así, pudimos disponer de vino y cerveza y un trozo de queso azul que untado en rebanaditas de pan pudimos degustar con fruición. Por si era poco, Sergio fue al bar de lugar y allí pudo comprar espaguetis, salsa de tomate y un par de cebollas con lo que hicimos el sofrito. Él añadió una lata de caballa que tenía en la mochila de algún día anterior. Todo nos supo a gloria. Al acabar fuimos a tomar café y estuvimos de cháchara un buen rato. Al volver algunos nos dispusimos a echar una siesta. Más tarde nos encontramos los 6 de nuevo a hacer lo que mejor sabemos hacer, aparte de caminar, que es reír. De este modo, entre nosotros que tenemos todos unas ganas locas, pero saludables, de reír y Sergio, que tiene el don, la diversión está asegurada. Hace poco, acaban de llegar los canarios, David y Sara, a los que habíamos dejado un par de etapas antes ya que tenían un compromiso con unos amigos que viven en estas tierras y se quedaron un par de días con ellos. Pues bien, hoy han hecho una etapa larga y se han vuelto a unir al grupo. Han llegado ciertamente cansados y sudorosos ya que podemos afirmar, sin exagerar, que hoy ha sido el primer día de pleno verano en lo que llevo de camino, que son 19 días ya.
Sobre el papel, la etapa de mañana, de 25 km, tiene un perfil al que hay que, si no temer, si respetar ya que subiremos a poco más de 700 mt, en lo que constituye el techo del Camino del Norte. Por cierto, acabo de descubrir que después de tantos días andando me han salido ampollas en ambos pies. Eso sí, no las he sufrido para nada ya que ni siquiera me he percatado de ello. Y hablando de los días que llevo caminando, me quedan, nos quedan, 4 días para llegar a Santiago, si nada imprevisto lo impide.
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