27-04-2014
2ª etapa: Neda-Pontedeume. 14 km
A modo de divertimento, permítame el lector que explique una aparente paradoja en relación a la etapa que he hecho hoy.
¿Cómo es posible que los 16 km de ayer los hiciese en menos tiempo que los 14 km de hoy? Se supone, en general, que a menos distancia recorrida menos tiempo empleado. Resulta ser un sencillo problema de lógica que cualquier niño/a de primaria puede explicar sin mucho esfuerzo. Pero ya no tan fácil para ese niño/a resulta el problema si introducimos una tercera variable, la velocidad. Entonces, pasa a ser un problema de física, aunque tampoco tiene mayor dificultad. Una sencilla fórmula de física nos dice que la velocidad es equivalente al espacio dividido por el tiempo: v = e/t. Y de aquí se deduce que el espacio es equivalente, a su vez, a la velocidad multiplicada por el tiempo: e= v*t. Con ello, tenemos que a más velocidad menos tiempo empleado en recorrer un determinado espacio. Y en el caso de la etapa de hoy, el espacio ha sido de 14 km. Como este dato es fijo, ha tenido que cambiar la velocidad, lógicamente. Ahora, la pregunta es: ¿qué me ha llevado a variar la velocidad? He de decir que mi intención era mantener un ritmo sostenible para toda la etapa. Llegados aquí, ¿se le ocurre al paciente lector la razón que me ha llevado a disminuir la velocidad, con lo que el tiempo de duración de la etapa ha aumentado forzosamente? La respuesta es la orografía del terreno que se recorre. Estamos en Galicia y la etapa de hoy hace honor a ello: un continuo subir y bajar. Cuestas no demasiado largas pero muy seguidas unas a otras. Y eso cansa. Y eso obliga a caminar más despacio. Ha sido por ello que, aun siendo más corta, el tiempo dedicado ha sido mayor.
Salí del albergue de Neda cuando ya lo habían hecho la mayoría de los peregrinos que allí pernoctamos. Eran las 7.45 cuando daba los primeros pasos hacia mi nuevo destino: Pontedeume, población a orillas de la ría de Betanzos. La etapa se me ha hecho mucho más larga, como he explicado anteriormente y, también, más dura, por la razón que ya he mencionado. La etapa de ayer, en comparación, me pareció hoy una de esas excursiones largas que hago a través de caminos y senderos por el Parque Natural de Sant Llorens del Munt i de l'Obac, muy cercano a mi residencia, con la diferencia de que en el Camino lleva uno una mochila que pesa 12 kilos. Por cierto que no hay manera de bajar el peso de la mochila que cada año traigo al Camino. Siempre me digo que será la última vez que cargue con tanto peso y año tras año he vuelto a excederme en ello.
De Neda a Fene, pueblo industrial, el más grande de la zona, la ruta transcurre, nuevamente, paralela a la ría de Ferrol, en busca de la ría de Betanzos. Atraviesa el camino una pequeña península que separa ambas rías, cubierta de eucaliptos con algún que otro carballo, nombre que se le da aquí al roble, a pie de camino, dando fe de lo que en otros tiempos fue el bosque propio de la región que pisamos: las carballeiras, de las cuales ahora se protegen algunas de las pocas que quedan, como las que se pueden ver cercanas a Pontedeume. Se ha sustituido este tipo de bosque por otro en el que domina el eucalipto, mucho más apto y rentable para la explotación maderera. Árbol de rápido crecimiento tiene el inconveniente de que necesita mucha agua y sus raíces se encargan de tal menester. Las consecuencias para el medio son desastrosas. Por lo que he podido observar en el día de hoy y en otras ocasiones en que he cruzado estos bosques camino del destino diario en mi peregrinar por estas tierras, prácticamente sólo crecen los helechos en este tipo de bosque. Además, y eso también lo he podido observar, cuando se tala el bosque de eucalipto se arrasa con toda la vegetación que pueda haber en el lugar y se deja el terreno limpio a la espera de ser replantado con esta especie arbórea proveniente de Australia. Creo recordar que tampoco he oído cantar demasiado a los pájaros cosa que sí ha ocurrido cuando transitaba por otros caminos de ambiente más agradable. Las plantas con flores también son escasas en este medio. Vaya que no es de lo más agradable pasear por estos bosques. Lo único que a mi entender se salva es el aire con un reconocible olor a eucalipto, como no.
En fin, el albergue, muy bien situado en las antiguas lonjas de pescado de esta población, donde recientemente se ha habilitado una espacio, pequeño, para que haga las veces de albergue de peregrinos. Una pena, porque habiendo sitio como hemos podido comprobar, se ha optado por un espacio totalmente insuficiente pues solo tiene el dormitorio y dos servicios con ducha, no habiendo ningún espacio habilitado para lavar y tender la ropa o una cocina donde algún que otro peregrino se haga la comida. El mantenimiento también deja mucho que desear. Por lo visto la persona que lo atiende no cobra nada y tiene su trabajo lejos de allí. Hay una mujer que hace la limpieza pero por lo visto ayer no la hizo, pues fue sábado, y hoy, que es domingo, tampoco la hará. Los desagües de las duchas no evacuan bien el agua y todo el servicio queda inundado. Algunas peregrinas que han llegado tarde al albergue se han encontrado tal panorama y han desistido de ducharse en tales condiciones. Una pena de albergue en una región de España que pareció en ciertos tiempos tomarse esto del Camino mucho más en serio de lo que lo está haciendo en los últimos tiempos. Supongo que habrá que repartir responsabilidades con los municipios por donde pasa el camino que tampoco hacen gran cosa por dignificar algunos albergues. No estamos hablando de que pongan hoteles. Estamos hablando de unas mínimas instalaciones y un mínimo mantenimiento como es la normalidad en la mayoría de los caminos que llevan a Santiago. Estamos en tiempos de crisis económica y de recortes y, también, de corrupción y, mientras tanto, la casa sin barrer. Con lo dicho creo que se explica todo.
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