26/07/2014
15ª etapa: As Seixas-Melide. 14 km
Etapa corta y relajada en todos los aspectos. De entrada, ya no camino con los hermanos de Viloria (Valladolid), Cristina y Guillermo, que decidieron avanzar un poco más en la etapa de ayer y ya no los he vuelto a ver. En fin, se les echa de menos, son unos jóvenes legales, como se diría en el argot que utiliza la gente joven de ahora. Pero es el Camino el que dispone, el que une y el que separa por múltiples circunstancias.
Así pues, se deshizo un trío, que ha durado desde Escamplero, donde nos conocimos, para constituirse un cuarteto formado por una profesora de instituto, Isabel, de Alcalá de los Gazules, Cádiz, y dos malagueños muy salados ellos, Joaquín y Andrés y yo mismo. Isabel y yo hemos caminado juntos buena parte de los 14 km que nos separaban de Melide. Ayer fue Joaquín quien lo hizo. Y como el Camino se presta a ello, hemos mantenido una agradable conversación que me ha hecho mucho más llevadera la andadura. Es curioso como se abre uno ante personas que no conoce de nada, contándole cosas de tu vida, vivencias e intimidades que posiblemente no se cuentan a otras personas mucho más conocidas. Y es que el Camino se presta, como decía Marifé, la hospitalera del albergue que hemos dejado esta mañana, a intimar con personas que probablemente no se verán más, siendo, quizás, ese, el motivo de la apertura mental y relacional que uno adopta cuando viene al Camino. Y es que aquí uno se muestra tal como es, se quita la máscara que todos, más o menos, llevamos en la vida, contando nuestras cosas sin miedo al que dirán, tal y como son.
Estamos en Melide, pueblo conocido en los 5 continentes entre la gente que ha hecho el Camino ya sea el Francés o el Primitivo, por uno de los restaurantes que aquí se abrieron a raíz del boom del Camino y que se especializó en el pulpo a feira o a la gallega, como es conocido, ya, internacionalmente. La fama de Melide se debe pues, al pulpo que se ofrece en el restaurante Ezequiel, nombre que le viene de su fundador. Hoy día, el restaurante lo lleva su hijo, también con igual nombre. Y como no podía ser de otra manera, allí que fuimos los del cuarteto a probar el famoso pulpo que comimos regado con un buen ribeiro y unos pimientos del padrón, además de bacalao a la gallega, que pidieron los malagueños, de manera que al final todos probamos de todo.
Al salir de casa Ezequiel, Joaquín, el alto y dicharachero malagueño, nos invitó a tomar el café o lo que se presentara ya que era su cumpleaños. Yo me tomé un café y un chupito de orujo blanco con hielo. De esta manera, nos dieron casi las seis cuando llegábamos al albergue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puedes dejar tu comentario, si te place.