Camino
Sanabrés: séptima etapa
23/07/2012
Pues resulta que esta pasada noche he dormido sólo en el
albergue ya que mi misterioso compañero marchó anoche en la última de sus
salidas y ya no volvió. Supongo que habrá caminado de noche o se habrá buscado
otro alojamiento, cosa que me extraña, pues al parecer ha pasado aquí la
anterior noche. Esto lo he comprobado cuando, al levantarme y prepararme para
marchar, subí arriba, pues sospechaba que podía haber marchado ya que no se
sentía ruido alguno en la planta superior y, efectivamente, no estaba. También
he barajado la posibilidad de que anoche volviera al albergue tarde sin yo
percatarme de ello, algo extraño en mí que tengo el sueño muy ligero, o que se
hubiese ido temprano, de la misma manera. Sea como fuere, me dispuse a salir.
Cerré la puerta del albergue y dejé la llave en el buzón, tal como me dijo el
hospitalero ayer. Eran las siete menos veinte de la mañana.
Llegué a mi inesperado destino, Asturianos, en mi planificación
de etapas lo contemplaba como alternativa si no podía hacer más km como así fue
finalmente, a las 15,30 y ello constituye, de momento, mi record de horas caminando, aunque en este computo hay
que contar también el tiempo de descanso, las paradiñas, como yo digo, tanto para comer algo como para descansar. Y es que hoy las piernas no
me respondían con la alegría de otros días y ya desde el principio de la etapa.
En Cernadilla, un pueblo a mitad de etapa, me dirigí a una fuente para llenar
la botella. Una mujer que barría la puerta de su casa me dijo que estaba seca y
enseguida se ofreció a llenarme la botella con agua de su casa. Por supuesto
que yo accedí y le agradecí a la buena mujer su generosidad. Gracias a ello
pude soportar mejor el calor y la sed consecuente. En cuanto a la comida,
llevaba un buen stock de frutos secos y chocolate y fui disponiendo de ello
durante gran parte del camino. Al final, sin embargo, necesitaba comer otro
tipo de alimento, dígase un menú como Dios manda.
Bien, llegué al albergue, anexo a una pista polideportiva con
la suerte de que había un bar que me ofrecia comer algo “decente”. Lo acepté
encantado pues el restaurante por el que había pasado camino del albergue,
estaba lleno de gente que celebraba alguna fiesta, luego me enteré, que eran
las fiestas del pueblo y allí se ofrecía empanada y bebida a todo aquel que se
acercara. En fin, como quiera que estaba algo alejado del lugar donde se
ubicaba el albergue y yo estaba muy cansado me quedé allí y comí lo que
buenamente pudieron hacer para mí. Tras dormir una buena siesta he comprobado
cómo el cuerpo parece haber respondido bien al descanso y a la reposición de
fuerzas. Como compañeros de albergue tengo una peregrina holandesa que viene de
Cáceres, donde hizo una alto de unos cuantos días para hacer un cursillo
intensivo de español y a un cordobés que viene desde Mérida. Ambos se conocen
desde hace algunas etapas y aunque no caminan juntos siempre acaban encontrándose
en los albergues donde paran.
Mañana, tengo tan sólo 15 km hasta Puebla de Sanabria, en la
comarca zamorana del mismo nombre. Cerca de esta hermosa villa el famoso lago
de Sanabria que no es sino un ensanchamiento del río Tera que nace en las
montañas adyacentes cuando se encuentra con una cubeta de origen glacial que al
llenarse de agua da continuidad al río que nos ha acompañado los últimos días.
hola JOSE LUIS he enpezado a leer tu blog , y me a gustado aunme falta leer , pero te digo que me encanta como describes los sitios que estas , me encanta . con permiso tuyo me agregado por que me gusta lo que escribes intetare de seguirte todos los dias
ResponderEliminarhola jose luis empezado a leer tu blog y me gusta como ecribes en los lugres que estas con permiso tuyo me agregado en tu blog gracias
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