Mis gatos: Gurri, que lo fue, y Peluchi, que lo es.

lunes, 13 de agosto de 2012


Camino Sanabrés: sexta etapa

22/07/2012

Santa Croya de Tera-Rionegro del Puente: 28 km.

La etapa más larga, de momento,  se ha afrontado bastante bien. Buena parte de su recorrido ha sido bastante agradable. El camino discurría junto al río, por entre grandes choperas y junto a campos de regadío, en un primer tramo; más adelante vino otro agradable paseo junto a un canal de abundante y fresca agua. Digo lo de fresca porque durante un rato estuve remojando los pies en él. La segunda parte de la etapa de hoy, sin embargo, no ha sido tan agradable, más bien lo contrario, pues decidí hacerlo por la carretera para ahorrarme algún kilómetro. Pero esto mismo me permitió encontrarme con mi compañero de colegio, Raúl, con quien habíamos quedado en vernos cuando él fuese hacia el norte para pasar una semana con su madre en el pueblo lucense de Fonsagrada, de donde es natural.  No tardamos en encontrarnos desde que él me llamó por la mañana. Estuvimos un ratito charlando y me alegré mucho de poder verlo y me consta que él también se alegró de verme. Era algo que ya habíamos acordado unas semanas antes de partir yo para el Camino.

Marchó Raúl y yo  seguí mi senda hacia mi destino: Rionegro del Puente. Pese al buen tramo de carretera y a la longitud de esta etapa y dado que el perfil de la etapa no era muy accidentado, llegué bien al albergue, el más grande y el mejor equipado de cuantos he visitado hasta ahora, sin tener en cuenta los privados. Sin embargo, por ahora sólo tengo un compañero que se ha instalado en la planta superior mientras que yo he preferido la inferior. Cuando son las 6,45 de la tarde aún no ha aparecido el/la hospitalero y me pregunto si lo hará más tarde dado que hoy es domingo. Pernoctar en él cuesta 7 euros pero tampoco veía ningún receptáculo donde depositar el dinero. En fin, ya se vería más adelante. El albergue está regentado por la Cofradía religiosa de los Falifos como reza un folleto que hay en el panel informativo colgado de la pared.

Finalmente, llegó el hospitalero a cobrar sus 7 euros. Mi vecino de arriba estuvo buena parte de la tarde entrando y saliendo. Parece extranjero, aparenta tener unos 70 años y es de gran talla. Una vez había cenado algo de fruta me dispuse a dormir a sabiendas de que las entradas y salidas del mencionado peregrino no me dejarían conciliar el sueño. Hacia las 22,30 salió por última vez y me quedé dormido al cabo de un buen rato esperando su vuelta, pues sabía que si me despertaba me costaría volver a dormirme.


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