Mis gatos: Gurri, que lo fue, y Peluchi, que lo es.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Camino Primitivo 10

21/07/2014

10ª etapa: A Fonsagrada- O Cadavo. 25,5 km

Esta de hoy, ha sido la etapa más larga si atendemos a las horas que estuve caminando. Salí a las 7,30 de la mañana y llegué a las 15,20 de la tarde. En total, casi 8 horas. Algo menos si descontamos las paradiñas que hemos hecho. Y es que el perfil de la etapa ya daba miedo de tan sólo mirarlo.

De entrada, la subida a Montouto, puerto de algo más de 1000 metros, en cuya cima se encuentran las ruinas de un antiguo hospital de peregrinos "que fue construido en este lugar para refugio de los pobres peregrinos que morían aquí de frío y nieve" según se relata en "Las peregrinaciones a Santiago de Compostela" de Juan Uría. También, y escasos metros del hospital, se pueden ver las "Pedras dereitas", dolmen compuesto por 5 rocas verticales, y, asimismo, en esta cima se halla una capilla en la que un cartel avisaba de la próxima celebración de una misa en honor del Apóstol el próximo día 25. Descansamos un rato y visitamos las ruinas del antiguo hospital mientras llegaban otros peregrinos. Llegó la hora de partir y afrontar de nuevo un descenso que resultó ser más suave que el que hicimos dos días atrás y que tanto me fastidió, cosa que agradecí. 


Al final de la bajada de Montouto, un bar recibe al peregrino. Había algunos peregrinos que se disponían a marchar y nos dijeron que nos armáramos de paciencia pues solo estaba atendido por una persona, que resultó ser argentina aunque también podía haber sido uruguaya por su forma de hablar. Como que todos queríamos lo mismo, o sea, algo de comer y algo de beber pues iba atendiendo persona por persona, de manera que igual estaba en la cocina que el bar sirviendo. Yo decidí esperar, sobre todo porque lo que nos esperaba era de aúpa y quería llegar con energías recuperadas tanto por el descanso como por el refrigerio. No fue el caso de mis dos acompañantes, Guillermo y Cristina, que decidieron seguir pensando en parar más adelante. Cuando me llegó el turno, me sirvieron un grandioso bocadillo de pan tostado, tomate, aceite y sal, y queso de barra en cantidad. Tan grande era el bocadillo que no pude acabármelo y dejé un buen trozo de pan. Pagué y partí en busca de lo que me esperaba.


Lo que me esperaba era una de las rampas más duras del Camino Primitivo, si no la que más, y un rato después lo iba a comprobar y sufrir en mis propias carnes con la subida al pueblo de Lastras, donde se suponía que había otro bar. Así pues,la guía que consultamos no exageraba. El ascenso fue durísimo y por momentos tenía que pararme a recuperar el resuello cada 40 o 50 metros. Sin ser la subida más larga sí que era la subida con más desnivel en tan poca distancia.

Llegando a la carretera, ¡por fin!, el camino bajaba un  poco para descanso del caminante y fui a dar con otro peregrino que había aprovechado la primera sombra que encontró para parar a descansar y refrigerarse. Unos metros más adelante, el bar. Pero, resultó estar cerrado. Al parecer su propietario trabaja la tierra también y no siempre puede atenderlo. Descansé un ratito a la sombra en una de las sillas de la terracita del bar y cuando me hube recuperado partí en busca del a segunda rampa que, sobre el perfil, parecía más suave que la anterior y así resulto ser, por suerte. Llegué al alto, de poco menos de 1000 metros, y empecé la bajada que me llevaría, ahora sí, a otro bar junto a la carretera, donde otros peregrinos también habían hecho un alto en el camino. Entre ellos había dos que había dejado almorzando en el bar anterior y me extrañó verlos allí ya. Les pregunté lo que yo ya suponía y me confirmaron que habían subido por la carretera, ahorrándose las rampitas que acabábamos de dejar atrás. En fin, tomé un refresco y me marché. Bajando de Fontaneira, así se llamaba el pueblo que acababa de dejar, se llega a una meseta llamada Campo da Matanza en la que dice la leyenda que se celebró una batalla entre los musulmanes y las tropas de Alfonso II que se dirigía a Santiago a honrar los restos del Apóstol allá por el año 813. No es un dato histórico pero sí es cierto que  se han encontrado armaduras, espadas y lanzas en el lugar en unas excavaciones hechas allí.


En fin, llegué reventado  al albergue a una hora en la que yo sabía que probablemente no tendría plaza y así fue. Me fui en busca de un hotel o pensión, lo primero que encontrase, que resulto ser un hotel. Tenían habitación libre pero a aquella hora de la tarde, pasadas las 15,30, aún no estaba preparada por lo que decidí esperar tal y como me dijeron. Llegaron otros peregrinos conocidos que dispusieron enseguida de habitación ya que habían tenido la precaución de reservar previamente. Una vez dispuse de mi habitación, me aseé y me dispuse a echar una buena siesta. Se alargó más de la cuenta y no salí hasta las 8 de la tarde, más que nada porque quería comprar algo para cenar en el supermercado que había enfrente del hotel.

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