22/07/2014
11ª etapa: O Cadavo-Castroverde. 9 km
Hoy era un día para no madrugar ya que la cortedad de la etapa así lo permitía. Sin embargo, los albergues, por lo que llevamos visto últimamente, cierran a las 8 de la mañana para que los servicios de limpieza puedan realizar sus labores. Además, muchos delos peregrinos que hoy han dormido en el albergue han tenido que madrugar, pues en sus planes entraba el llegar hasta Lugo hoy cubriendo una distancia de 32 km, que ni los hermanos de Viloria (Valladolid) ni yo estábamos dispuestos a recorrer después de las dos duras etapas anteriores.
Así es que a partir de las 5,30 empezó el baile y aunque la mayoría de peregrinos que madrugan intentan hacer el mínimo ruido posible, éste es, finalmente, inevitable. Los que tenemos el sueño ligero no podemos evitar despertarnos y luego ya es inútil intentar dormirse. De manera que a las 7,30 ya estábamos en marcha y por mucho que fuimos despacio no tardamos mucho en llegar al albergue, en torno a las 11,30. Dejamos las mochilas en la puerta del albergue y nos fuimos a tomar un refrigerio. Guillermo y Cris no acababan de estar seguros con eso de dejar las mochilas en la puerta pero pronto aceptaron mi explicación de que es lo normal. El sol había despejado las nieblas matinales y ya comenzaba a picar. Volvimos poco antes de las 13,00, la hora de apertura del albergue, y procedimos a cumplir con las rutinas del camino: hacer la cama -o sea poner la sábana y la funda de almohada confeccionadas con celulosa, de usar y tirar-, ducharse, lavar la ropa, buscar un sitio para comer, volver al albergue a descansar -con siesta o no, más larga o más corta, a gusto del consumidor-, ir a comprar algo para la cena, y desayuno del día siguiente si es necesario, dar un paseo por la población que nos acoge...
Hay que decir que el albergue que nos cobija hoy es el mejor y más nuevo de cuantos hemos visitado hasta ahora. El mejor por sus instalaciones, por el buen gusto de utilizar la madera en su construcción, por la tranquilidad del entorno donde se halla, por la limpieza casi impoluta del ambiente. En fin, si le tuviéramos que poner nota sería el albergue 10 del Camino Primitivo, si es que más adelante no nos encontramos algo mejor, cosa que veo muy difícil pues éste ha dejado el listón muy alto.
Ah! Decir también que el peregrino se ha percatado de que la orografía del terreno es ya mucho más suave que en la brava Asturias y eso es de agradecer aunque hoy la distancia no daba pie a queja alguna.
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