Mis gatos: Gurri, que lo fue, y Peluchi, que lo es.

viernes, 15 de agosto de 2014

Camino Primitivo 12

23/07/2014

12ª etapa: Castroverde-Lugo

Por fin una etapa casi llana. Digo casi porque a mitad de etapa había una pequeña subida aunque nada comparable a lo que hemos subido en días anteriores. Yo la he llevado muy bien, así como mis  compañeros de trío, Guillermo y Cristina. Eso sí, como casi siempre en este camino, al final subida para llegar al albergue, precisamente cuando el sol, que no habíamos visto en toda la mañana, ganaba su pulso con la niebla, que había desaparecido a la hora en que llegábamos a Lugo. Después de recorrer algunas calles de la ciudad entramos en intramuros por la puerta de San Pedro, una de las que se abren en las imponentes murallas que rodean la ciudad más antigua.

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Eran poco más de las 12 del mediodía y teníamos que esperar en las inmediaciones a que abrieran a las 13. Unos cuantos peregrinos, algunos conocidos, otros no, descansaban apoyados en la pared del albergue que resultó ser una casa de 2 pisos. Conforme fuimos entrando nos iban dando el número de cama en la que teníamos que dormir y, por suerte a mi me tocó la de abajo tal y como yo deseaba. Encima tendría a Cristina y Guillermo dormiría en la cama de al lado, en la parte de arriba. 


Después de dar cuenta de las rutinas diarias, salimos a comer. Enseguida vimos un buen restaurante, en la plaza mayor de Lugo. Hacía mucho calor y pensamos que dentro, con el aire acondicionado, estaríamos mejor. El menú del día, por 11 euros, nos dejó bastante satisfechos. Al salir, no se nos ocurrió otra cosa que dar una vuelta por el centro. Fuimos a visitar la catedral y al salir subimos a recorrer un tramo de la muralla por su parte elevada. Hacía mucho calor y tomamos la primera salida que vimos para bajar al nivel de la ciudad. Buscamos una tienda de deportes para que Guillermo se comprara una mochila, pues la suya, pese a haberla comprado para venir al Camino, se le había descosido una cinta y el pobre llevaba ya unos cuantos días sufriendo por culpa de la mochila. Se la compró y volvimos al albergue a echar una siesta o, al menos, a descansar un poco. Tras el descanso tocaba el escribir el diario y esperar la hora de dormir: las diez, hora en que se apagan automáticamente las luces y se cierra la puerta del albergue al que no se puede acceder desde fuera. 


El centro de Lugo, la antigua Lucus Augusti, está rodeado por una Muralla romana de 2.266 metros de circunferencia. Esta impresionante fortificación, una de las más grandes de su tiempo, se erige entre finales del s. III y comienzos del s. IV durante tiempos críticos para la ciudad desde el punto de vista político y militar. Además, es la única en los tres continentes por los que se extendió el Imperio Romano que conserva íntegro su perímetro.

Por esta razón, el 2 de diciembre del año 2000 la UNESCO inscribió oficialmente la Muralla de Lugo en la lista de monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad.
La Muralla estaba coronada por 85 grandes torres semicirculares que medían entre diez y trece metros de diámetro, y estaban elevadas sobre el adarve con grandes ventanas en cada una. De estas torres actualmente sólo se conservan 71 cubos .Tenían acceso desde el interior de la ciudad por una escalera abierta a media altura en la muralla, a la que se accedería a través de una escala de madera. El espesor medio de los muros era de seis metros, y el adarve, el paseo superior, que ahora está entre los ocho y los doce metros por encima del suelo exterior, entonces quedaría a una altura más regular.

Así era la Muralla romana de la bimilenaria ciudad de Lugo. Pasaron diecisiete siglos y su función militar caducó, las torres fueron cayendo (menos el resto de A Mosqueira), se abrieron puertas nuevas, la población se extendió por fuera, pero el perímetro se conserva completo y los 71 cubos conservados le dan a esta tremenda fortaleza su carácter inconfundible.



Hoy, sus diez puertas (cinco antiguas y cinco nuevas) unen el casco antiguo con el ensanche de la ciudad. El adarve -que tiene una anchura de unos cuatro metros- es un paseo tradicional extraordinario, considerado una calle más de Lugo, al que se accede por escaleras adosadas al paramento interior.

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