20/07/2014
9ª etapa: Grandas de Salime- A Fonsagrada. 26 km
Pese a haber dormido en un hotel, con lo que ello supone para un peregrino en cuanto a comodidades, no he tenido una buena noche y no he descansado bien ya que el dolor del hombro derecho no me ha dejado. Son las consecuencias de la caída de ayer. Además, el hotel estaba en el centro del pueblo y era fin de semana, con lo que no dejó de pasar gente que iba o venía de trasnochar y aunque cerré la ventana no dejaron de despertarme continuamente, de manera que, "cuando no estaba preso me andaban buscando" como dice el refrán. Tal ha sido la mala noche que he tenido que me he levantado hoy con el pie izquierdo, pensando en abandonar el Camino por este año. Sin embargo, algo me impelió a continuar y hacer, al menos, la mitad de la etapa, hasta la Venta del Acebo, bajando el puerto del mismo nombre que separa Asturias y Galicia. Allí llamaría un taxi que me llevaría a Fonsagrada y allá tomaría un transporte para iniciar mi vuelta a casa, dando por finalizado mi Camino. Ese era el plan que me impuse esta mañana pues pensaba que no era cuestión de seguir sufriendo. Lo cumplí a rajatabla. Anduve los 14,5 km hasta el lugar decidido para poner fin a mi periplo pero el ascenso al Acebo no me pareció tan duro como yo suponía. Tan sólo los 3 últimos km me han hecho sudar de lo lindo, máxime cuando la lluvia, intermitente toda la mañana, me obligaba a ponerme el chubasquero.
En fin, pese a la lluvia, he disfrutado del camino de hoy ya que he comprobado cómo el hombro apenas si me ha molestado durante mi andadura y la rodilla izquierda, que en días anteriores se hizo notar y mucho, no me ha causado el más mínimo problema. Aún así, dado que me encontraba más animado que esta mañana, decidí seguir con parte del plan, esto es, llamar un taxi e irme a Fonsagrada. No quería machacarme ahora que había decidido permanecer en el Camino, al menos mientras el cuerpo aguante. Llegué a Fonsagrada un rato antes que Guillermo y Cristina, con los cuales había decidido compartir habitación en una pensión. Cuando llegaron y una vez llevadas a cabo todas las rutinas propias del camino, salimos a dar una vuelta por el pueblo que parecía desierto. Según me comentó el taxista que me trajo esta mañana, los domingos la mayor parte de los habitantes del pueblo marchan fuera y es por ello que nosotros apenas si veíamos a alguien en nuestro paseo por las calles de este primer pueblo grande de Galicia.
A Fonsagrada está situada sobre un cerro, a unos 900 metros de altura y por la tarde corrió un vientecillo que nos obligó a llevar alguna prenda de abrigo, pues la sensación era de estar en otoño y no pasada la primera mitad de julio. En fin, mañana 25 km hasta O Cadavo. Me estoy planteando utilizar el servicio de una empresa de autobuses para llevar la mochila de albergue a albergue o, la alternativa, comenzar a caminar y allá donde el cuerpo no aguante llamar un taxi que me lleve a mi destino. Probablemente, será esta última la opción por la que me decida mañana.
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