7/7/2010
Orio-Zumaia, ésta es la etapa de hoy, de 14 kms. de recorrido. Sobre el papel parecía que iba a ser cómoda pero se ha convertido en una más de las etapas duras de este Camino del Norte. Hablo estrictamente desde la subjetividad, desde la impresión que causa el camino en mis piernas y mis pies. A diferencia del Francés, en este camino la dureza no la pone la distancia, que también, sino el perfil de la etapa y en este caso su continuo subir y bajar, con rampas cortas pero duras que acaban por romperme las piernas cada día. Creo que podría numerar cada uno de los músculos del pie y de la pierna ya que siento el dolor en cada uno de ellos. Los que no duelen al subir, duelen al bajar.
Por lo demás, llegamos a las 9 de la mañana a Zarautz, directos a ver el “castillo” de Arguiñano, el famoso cocinero vasco, sede de su restaurante. Nos sentamos en su terraza, en un lugar privilegiado en primerísima línea de la gran playa de esta villa, donde a estas horas de la mañana ya empiezan los surfistas a practicar su deporte preferido. Tras desayunar algo, nos dirigimos a lo largo de la playa camino de Getaria. Una vez acabado el paseo marítimo enlazamos con la carretera que se dirige a la localidad vecina, famosa por la península adjunta que tiene forma de ratón, aunque otros ven en su perfil un elefante sumergiéndose en el mar. La verdad es que yo distingo perfectamente ambas formas. Sea como sea, esta población es pequeña pero bonita y tiene un gran encanto. Destaca su iglesia gótica levantada sobre una enorme roca a cuyo terreno se adapta la nave, de manera que, entrando por la parte trasera, se aprecia perfectamente como el piso del templo tiene una ligera subida yendo hacia el altar. Su misma estructura se acomoda, también, a las características del terreno y ello se observa en la distribución de pilares y arcos. Bajo la gran roca una abertura se aprovecha como túnel por donde pasan vehículos y peatones camino de la playa.
Saliendo de Getaria se pasa junto a la estatua del famoso navegante Juan Sebastián Elcano que diera la vuelta al mundo por primera vez y que al parecer era de aquí. De nuevo subida, y pronunciada, camino del monte Askizu. Prados, caseríos, bosques… De nuevo la postal. De nuevo la parada para hacer unas fotos con el ansia de capturar la belleza de este paisaje vasco.
Llegamos a Zumaia y, como siempre, lo primero fue localizar el albergue. Después recorrimos la localidad para encontrar un bar donde ver el partido de futbol del mundial entre Alemania y España, en semifinales de la competición. Fue cuestión de preguntar en el bar que creí adecuado si por la tarde pondrían el partido para venir a verlo. Me contestaron que sí y partimos hacia el albergue. Me acompañaba Juan, el madrileño.
A las 8 estábamos allí, por si acaso había que coger sitio. Tomamos unos pinchos -¡qué pecado éste, el de los pinchos de este país! – y nos dispusimos a ver el partido. El bar se llenó y todo el mundo celebró en mayor o menor grado la victoria de la selección española.
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