14/7/06
Y el milagro se obró. He comenzado a caminar sin dolor, por fin sin dolor. Por momentos me he sentido eufórico y agradecido. Agradecido a no se qué. Agradecido a no se quién. Gracias a quien sea o a lo que sea por permitirme o ayudarme a seguir el camino. A veces, durante los monótonos tramos del trayecto, aflojaba el ritmo que me marcaba el cuerpo, temeroso de recaer en la tendinitis de nuevo. Pero, afortunadamente, no ha sido así y aquí estoy en un acogedor, fresco y agradable albergue en Ventosa, Rioja. Se llama albergue de San Saturnino y aquí hace tres años estuvo Paulo Coelho -hay una foto suya en el vestíbulo del albergue con los hospitaleros. He llegado a las 11,20, el primero, y esperado hasta las 12,30 para entrar. Ángel, el hospitalero, me ha visto al salir a tirar la basura y me ha dicho que espere ya que está haciendo las faenas necesarias para acondicionar el albergue tras la marcha de los peregrinos esta mañana. Cuando por fin abre me explica las normas del albergue que él aplica con rigidez: nadie saldrá del albergue antes de las seis y habrá silencio total a las diez de la noche. Charlamos de esto y de lo otro, siempre centrándonos en el tema del camino, me inscribe, me pone el sello en la credencial y me enseña las instalaciones. Elijo cama, me ducho, ordeno mis cosas y me voy a lavar la ropa. Me encuentro en el lavadero a otro peregrino que resulta ser profesor de secundaria en St. Cugat. Son dos compañeros, el otro también profesor y les acompaña un francés desde Viana. Comentamos que hay muchos maestros y profesores en el camino. Será por las vacaciones. Será. Hoy mismo he conocido a dos maestros más, uno de St.Cugat, maestro de infantil, joven, y otro de Cerdanyola. Además, me explica el profesor de St. Cugat con el que hablo en el lavadero, en Logroño se ha quedado un grupo de maestras, todas del mismo colegio de Solsona que habían venido a hacer algunas etapas del camino.
Estoy repasando el libro del peregrino, un libro en blanco en el cual escriben sus impresiones aquellos peregrinos que así lo desean, además hay notas de agradecimiento para los hospitaleros/as. Encuentro peregrinos de todas partes, de todos los continentes: Hungría, Japón, China, Bielorrusia, Italia, Nueva Zelanda, Alemania, Bélgica, Francia, Brasil, Islandia, Sudáfrica, Holanda, Eslovenia, USA, Irlanda, Canadá, Argentina... ¿Se puede pedir mayor diversidad? Entre los extranjeros, los primeros son los franceses. Algunos, se diría, creen que es su camino. Y en verdad, se llama camino francés. Entre los españoles, catalanes, madrileños y andaluces, en ese orden. Por profesiones, los más numerosos son los técnicos ??? y los segundos los profesores. Son datos estadísticos sobre los peregrinos en el camino de Santiago, que alguien se ha encargado de recoger, y pertenecen al año pasado. Sin embargo, no encuentro ninguna estadística sobre el número de peregrinos que hacen entero el camino y llegan a Santiago. Por lo que he podido saber en mis conversaciones con otros peregrinos, son muchos los que haces algunas etapas, algunos tramos más o menos largos y, menos, los que hacen el camino completo. Entre los caminantes del camino hay que distinguir dos tipos: los que vienen con un auténtico espíritu de peregrino y así se les llama: peregrinos; y los que son una mezcla de turista y peregrino y se les puede llamar “turigrinos”, tal como se dice en un romance escrito por un peregrino sevillano llamado José Mª Maldonado dedicado precisamente al turigrino,que está colgado en el tablón del albergue. Al parecer, según reza ese romance los españoles son los primeros entre los turigrinos y son catalogados como auténtica plaga, sobre todo en Agosto.
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