Mis gatos: Gurri, que lo fue, y Peluchi, que lo es.

domingo, 30 de agosto de 2009

Camino francés: vigésimo primera etapa

25/7/06


¿La etapa más dura? Paradójicamente, la etapa más llana y más recta de todas, se ha convertido para mí -y para otros peregrinos- en la más dura de lo que llevamos de camino. ¿Razones? Hay unas cuantas.  No ha sido por la distancia recorrida, 25 Km. (ya los he hecho en alguna etapa anterior); no ha sido por un perfil abrupto como en Navarra, no. Ha sido la suma de tres factores: camino pedregoso en su totalidad, de difícil transitar; 17 Km. seguidos sin ver, no ya un pueblo, sino ni siquiera una casa, y el sol, hoy a partir de las diez ya calentaba lo suficiente como para molestar. Si a ello le añadimos la ausencia total de alguna sombra donde  refrescarse un poco, pues tenemos el resultado final  de ser la etapa más dura hasta la presente. Mis compañeros han sido de nuevo Cris y Rodrigo, el brasileño que dejamos con tendinitis en Villafranca Montes de Oca, descansando. Nos alcanzó en Carrión a base de hacer 30 Km. diarios. Naturalmente, hoy está más cansado que nosotros. Ha sido un acierto hacer la etapa acompañado, pues solo le faltaba a la etapa el hacerla en soledad, para que acabara siendo un calvario. Y, además, hay días, que sin saber por qué, te levantas con la moral débil, lo cual hay que tener en cuenta en días como el de hoy.

Por lo demás, no hay prácticamente nada más que contar. El paisaje ya lo he descrito en los días anteriores y la dureza de la etapa no se presta a otras actividades que no sea el concentrarse en el camino, para no deprimirse, si vas sólo, o el de distraerte con la conversación de tu acompañante para que se pase mejor.

El resto de la tarde ha transcurrido con normalidad, si por ello se entiende que hubo una alarma de incendio en el albergue provocado por una peregrina listilla que la hizo saltar cuando ya estábamos durmiendo, o en el intento de hacerlo, la siesta. También he conocido a otro maestro catalán, este de Arenys de Mar, con el cual ya había coincidido en algún albergue anterior, aunque no habíamos intercambiado más palabras que el mero saludo.

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