Mis gatos: Gurri, que lo fue, y Peluchi, que lo es.

domingo, 30 de agosto de 2009

Camino francés: vigésimo segunda etapa

26/7/06


Hoy he hecho una etapa corta: sólo 16 Km. hasta llegar  a  Sahagún, ya en la provincia de León. Sahagún es una villa monumental donde cuenta la leyenda que tuvo lugar la batalla entre Carlomagno y Aygolando y en la cual, para anunciar la muerte de muchos cristianos en la misma, sus lanzas fueron clavadas a orillas del río Cea y florecieron dando lugar a una chopera. Hoy día, en el mismo lugar continúa habiendo una chopera donde la gente del pueblo y los peregrinos descansan bajo su fresca sombra o tomando un baño en el río.

Como novedad, decir que he vuelto a recurrir al masajista por mis problemas en el hombro izquierdo, que vengo arrastrando desde hace unos días. No han remitido, dichos problemas, y al contrario, se han recrudecido. La hospitalera del albergue, muy amable ella, ha llamado al masajista que se anuncia en el albergue y le ha dicho que pasará a recogerme con su coche para llevarme a su gabinete, pues está un poco lejos. Así ha sido. Me ha recogido a las 3 y hemos ido a su lugar de trabajo. Dice que aún no ha comido, que primero son sus peregrinos. Él también ha hecho el camino y le gusta tratar a los peregrinos que tienen problemas. Obviamente, también vive de esto. El masaje ha sido doloroso pues la zona estaba muy dolorida del traqueteo del camino y del excesivo peso de la mochila. También me ha dado una serie de consejos para poder continuar. La máxima del camino según él, es ésta: “En el camino, empieza como un viejecito si quieres llegar como un jovencito”. Seguramente tiene razón, al menos para los peregrinos “normales” como yo, que no somos deportistas.

He de confesar que hoy es la segunda ocasión en que pienso en retirarme. Así se lo he dicho a mis compañeros de camino, Cris y Rodrigo. Tengo que admitir que el dolor continuado puede conmigo pero, además, influye el hecho de pasar tantos días fuera de casa y la monotonía de días como el de ayer. También he pensado que todo pueda ser una estrategia de mi mente que quiere controlar la situación y controlarme a mí de esta manera. Estoy seguro que nuestra mente es capaz de ello como ya intuyera Freud en su momento. De todas maneras, finalmente, pienso que ambas cosas influyen en mí. Pero no he venido aquí a quejarme y considero que debo y quiero perseverar en el intento de llegar a Finisterre.  El camino nos separa, el camino nos une, como decía Gabriela, la argentina, con la cual nos hemos reencontrado hoy, después de algunos días sin verla. Con ella, con Cris y con Rodrigo hemos dedicado la tarde a ver los varios monumentos que hay en esta población.

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