25/07/07
Penúltimo día. Ayer me preguntaba: ¿qué me llevo del Camino? Hoy me lo vuelvo a preguntar de nuevo. Conocimiento, encuentro conmigo mismo. Decepción por no ser cómo él cree que debería ser. Aceptación, en fin, por ser yo; como quiera que sea. "Soy Yo y no debería haber nada más importante. Porque soy un ser irrepetible, único, diferente". Esto trato de aprender últimamente. Nada tiene de especial, pues así somos todos y cada uno de nosotros. Ni mejor ni peor, diferente, nada más. Con eso basta. Mejor dicho: ¡ahí es nada! ¿Acaso es poco que amanezca cada día? Pues igual de importante es que yo sea quien soy. Como soy. Es importante repetirlo. Es necesario decírmelo. Cuantas veces sea necesario. Y no es que anteriormente no me lo haya dicho. Es que gran parte de mi vida me he dicho lo contrario. Siempre dudando, siempre juzgando... me. No, no puedo, no debo seguir así. No quiero seguir así el resto de mis días.
Por lo demás, el camino de hoy ha sido más llevadero. Hemos salido de Arzua y llegado a Pedrouzo. Casi 20 Km. Parece, espero, que se han terminado esas rampas que hay que subir, ¡pero también bajar!, y que te rompen las piernas.
Parece, parece... y no es así. El Camino continúa. Siempre hay un nuevo Camino al llegar a la meta. En realidad, no hay meta. Sólo, camino. La vida es camino y cada día es un paso que hay que dar, que hay que vivir. Intensamente viviendo, intensamente soñando.
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